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¿Por qué quieres emprender?

Si estás pensando en emprender, necesitas contar con una gran motivación lo suficientemente potente para que te ayude a empezar y además mantenerte ahí con el paso del tiempo.

Seamos claros.

Emprender no es fácil.

Y no es para todo el mundo.

Si no hay un gran fuego detrás que te motive y no tienes las razones para seguir aún cuando las cosas no vayan como tú esperabas, siempre vivirás en constante desesperación.

No pienses en la motivación como si fuese una píldora mágica.

Piensa en ella como la base de todo, al igual que cuando se construye una casa, que se necesitan unos buenos cimientos.

Teniendo esto en cuenta…

En este post del Blog me gustaría hablarte de tres tipos de motivación y cómo pueden ayudarte a saber las razones que te hacen querer emprender un negocio y mantener tu motivación en lo más alto durante tu camino como emprendedor.

Motivación externa

Puede que hayas empezado a pensar en emprender al ver un cochazo en la calle, un vídeo de una lujosa mansión o fotos de lugares paradisiacos.

Quizás quieras convertirte en emprendedor porque buscas el estatus que te da ser el CEO de tu empresa, quieres dirigir una Startup o rodearte de gente exitosa y con dinero.

O quizás te guste la idea de tener un negocio para ver cómo tu cuenta bancaria sigue creciendo día tras día.

Todas estas cosas que he citado, son motivaciones externas, te motivan porque hay una recompensa, normalmente material.

Las motivación externa está orientada totalmente a los resultados.

Cuando quieres conseguir algo, como un premio o un reconocimiento, es la motivación externa la que te mueve a conseguirlo.

También se considera motivación externa cuando el resultado deseado es evitar algún tipo de problema o punto de dolor. Un ejemplo son las notas en el sistema educativo, sirven tanto como incentivo o como castigo.

Pero, mientras que la motivación externa es la motivación más común, es también la más débil. No va a ser suficiente para mantener la disciplina en el largo plazo.

Si perdemos de vista la recompensa o desaparece el peligro de ser castigado, la motivación se desvanece.

Para una persona que quiere emprender por primera vez, una motivación externa suele ser escapar de su actual trabajo. Pero a menudo, esto no suele durar mucho tiempo, ya que estas personas suelen arrastrar consigo mismos la maleta de viejos hábitos que les impide mejorar su situación laboral en ningún caso.

Por esta razón, no recomiendo guiarse por la motivación externa para empezar o hacer crecer un negocio.

No hay nada de malo en hacer una lista con las cosas que quieres conseguir, pero ten claro que esto no es lo que va a mantener la llama durante más tiempo encendida.

Motivación Interna

Puede que quieras empezar un negocio porque te sientes que como empleado nunca vas a poder desarrollar todo tu potencial y te está consumiendo por dentro.

Quizás eres un emprendedor o quieras emprender porque te gustan los retos y el crecimiento personal, y quieres tener el control de tu vida.

Puede que tengas un negocio porque quieres desarrollar todo tu potencial y sabes que no vas a poder hacerlo trabajando por cuenta ajena.

O quizás simplemente te encanta ser emprendedor y es una adicción sana para ti.

Esto es a lo que se llama motivación interna. Es más potente que la externa porque viene de ti y no depende de un factor externo como una recompensa o un castigo.

Es lo que nos mueve a hacer algo por la simple satisfacción de hacerlo.

La motivación externa tiene que ver con lo que sientes cuando haces lo que haces. Puede ser por diversión, porque te gustan los retos o porque buscas independencia y control.

Si quieres convertirte en un emprendedor con una gran disciplina y que se mantenga en el largo plazo, el motivante interno más potente que vas a encontrar es la independencia.

Nada sabe mejor que tener la libertad de hacer lo que quieras cuando quieras, donde quieras, con quien quieras. No hay nada material, casas, coches, ropa que sustituya la sensación de sentirte con el control de tu vida.

Esto no es la conclusión a ningún estudio científico. Pero si te fijas en los emprendedores de éxito, encontrarás este rasgo en común en casi todos.

Lo que les mueve es el deseo de tener la libertad de hacer lo que quieran, no la necesidad de demostrar nada con un coche nuevo o una casa de lujo.

El billonario británico Richard Branson es un buen ejemplo:

“Mi regla de oro para los negocios es disfrutar lo que hago y hacer lo que disfruto»

Aún así, hay una manera más de garantizar que vas a mantener la disciplina independientemente de los altibajos que puedan haber durante el camino.

Y es…

Motivación Social

Algunos psicólogos afirman que las dos únicas motivaciones que existen son la externa y la interna. Sin embargo, hay una tercera motivación que no es ni externa ni interna.

Si quieres hacer crecer tu negocio porque quieres proveer a tu familia, estás motivado socialmente, por el beneficio de tus seres queridos.

Hay autores que afirman que la motivación interna junto a la motivación social, son las fuentes que alimentan el carácter y proporcionan el deseo de ayudar a otros para llegar siempre más lejos.

Es mucho más efectivo que la motivación interna por sí sola, pero para conseguir los mejores resultados es necesario combinar las dos.

Los empleados demuestran niveles más altos de persistencia, productividad y mejores resultados cuando experimentan la motivación interna y social de forma conjunta.

Cuando inicies un negocio o quieras hacerlo crecer, encuentra una razón social para hacerlo. Puede ser un beneficio a una causa específica o a un grupo de personas.

Llegado a cierto punto, añadir más números a tu cuenta del banco no te va a dar más felicidad.

Ganar más dinero puede mejorar la percepción que tienes de tu vida, pero rara vez cambiará tu estado emocional.

Si obtienes un beneficio al que querías llegar, una vez alcanzado puede que pierdas impulso y ya no tengas las mismas razones.

Esto no ocurre con la motivación social, ya que siempre puedes dedicar más recursos para dar apoyo a esas causas o personas que más te importan en la vida.

Sea cual sea la causa o las personas a quienes quieras ayudar, no menosprecies el poder de la motivación social.

Si ya tienes una lista de motivantes, reflexiona y piensa cómo puedes influir a otras personas.

Y ten esta lista siempre en mente cuando las cosas no vayan como esperabas.

En este post hemos visto algunas de las razones por las que las personas queremos emprender.

Como he dicho al principio, emprender no es fácil.

Aunque es una experiencia que recomiendo si tienes la determinación suficiente, también es necesario tener una gran motivación detrás que te impulse a dar lo mejor de ti cada día y conseguir tus objetivos.

Una motivación tan fuerte que te haga persistir aún cuando las cosas vayan mal.

Y ahora vuelvo a la pregunta inicial:

¿Por qué quieres emprender?

Es momento de analizarte y ver qué es lo que realmente te motiva para querer marcar un cambio positivo.

¿Es la riqueza?

¿La fama y el estatus social?

¿O es porque quieres dar una mejor calidad de vida a tu familia?

Dependiendo de lo que sea para ti, podrás conseguir mantener esa motivación en el tiempo y conseguir aquello que te propongas y además disfrutando del camino.

Si estás pensando en emprender o quieres hacer crecer tu negocio, este programa podría interesarte. 

Tus acciones de hoy, los resultados de mañana.

 

Fran Rodríguez

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